Hoy en día la ciencia nos aporta grandes
conocimientos sobre la nutrición, sabemos mucho, y los conocimientos están al
alcance de todos en publicaciones científicas de fácil acceso.
La evidencia científica ha demostrado que lo
que comemos puede reducir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón y
diabetes, y evitar algunas formas de cáncer, hipertensión y osteoporosis.
Cuando las campanas de la privatización de la
sanidad resuenan sobre nuestras cabezas como población sufriente de los
procesos políticos, tomar decisiones saludables es más importante que nunca.
Pero, ¿estás seguro de que estás haciendo lo
correcto? Mucha información también puede hacer que nos perdamos en un mar de
dudas de opiniones contradictorias, a lo que se suma todo el trabajo
publicitario engañoso para vender productos de moda.
Tenemos que basarnos en hábitos reales y en el
ejemplo de personas que recuperan su salud gracias al cambio hacia una
nutrición real, ¿por qué no cambiar y comprobarlo por uno mismo?
La diferencia está en querer, en hacer o no
hacer, pequeños cambios llevan a grandes cambios y a una vida nueva, ¿quién no
quiere eso?
Aquí entra en juego nuestra psicología,
observemos bien!! qué nos aporta la enfermedad, los dolores, los achaques,
OBSERVA!!
Cuando al observar aceptas tus “no puedo” o los
“es imposible para mí con mi ritmo de vida”, cuando dejas esos lastres de
personalidad anclada...YA HAS DADO EL PRIMER PASO.
Asegúrate de que estás haciendo las elecciones
de alimentos adecuados para tu buena salud.
Los platos que confeccionamos han de ser el
máximo de sostenibles posibles, así que vamos a evitar el producto
industrializado y empaquetado, que además va a contener muchos químicos, sal y
azúcar.
Los carbohidratos han de ser saludables: el
cereal se debe escoger entero en su gran mayoría, dejar los refinados a los que
se han agregado químicos y azúcares. Por ejemplo un alimento básico como el pan
ha de ser de buen grano, variado en cereales, de levadura madre y con sal
marina. El arroz, la quinoa, el mijo, el trigo sarraceno y muchos otros han de
ser integrales y de cultivos sostenibles.
Las grasas son preferibles en crudo y de buena
calidad: tenemos muchas opciones como el buen aceite de oliva español, la pasta
de semillas, el aceite de coco, el aguacate.
Proteínas sí pero sin pasarse con las de origen
animal, ya sabemos que podemos encontrar proteínas también en el mundo vegetal
como las variadas y ricas legumbres, o contar con que la avena contiene todos
los aminoácidos que necesita un ser humano.
Utilizar a diario el poder de las especias y de las hierbas (salvia,
regaliz, cardo mariano, boldo, llantén, anís estrellado, canela, jengibre,
cúrcuma, pimienta, ajo, cilandro, cola de caballo, té, etc), que adaptados a
nuestras necesidades y nos aportan salud, bienestar y placer natural.
Las frutas y verduras en crudo nos aportan nutrientes que nos protegen y
antioxidantes poderosos.
Crea tus propias estrategias de desayuno y merienda saludable. Escoge
aquello más natural para tus comidas y cenas allí donde estés.
Por ejemplo yo siempre desayuno un zumo de zanahoria, remolacha, manzana, y
limón como base, este zumo aporta fitonutrientes antioxidantes importantes y es
probiótico natural. Junto con este zumo añado suplementos que me favorecen,
como el llantén, la quercetina, y aceite de onagra. Media hora más tarde, tomo
un buen pan de cereal ecológico integral, que tuesto y al que añado aceite de
oliva y gomasio (sésamo con sal marina), esto lo acompaño con una buena
infusión variada no excitante, o un vaso de leche vegetal con achicoria. Es
mucho más apetitoso que un café con leche rápido que favorecerá procesos inflamatorios, en especial procesos
fibroquísticos, y pérdida de calcio, y que se suele acompañar con croissants,
pastas, o panes blancos. Hay muchas variedades naturales al desayuno que pueden
cambiar nuestra vida, y nuestra conciencia. Cuanto más natural es la comida más
fácil es conectarnos con nuestra esencia humana.
No hay una única dieta saludable, pero si hay muchos patrones saludables en
todas las culturas, hay que revisar los cambios que no nos han favorecido, como
la incorporación de la leche de vaca obtenida de manera industrial, relacionada
con la pandemia de obesidad infantil, además de con el sufrimiento animal a
gran escala añadido. Recordemos los estudios científicos que recogen
información sobre los países orientales, en los cuales culturalmente no se toma
leche de animal, la incidencia de cáncer de mama, colon y próstata son
muchísimo menores que en los países industrializados, y podemos observar como
esa población al emigrar a dichos países y asimilar la nueva manera de
alimentarse igualan sus tasas de cáncer.
Inflamación y oxidación pueden ser en gran medida regulables a través de la
alimentación saludable. La manera más natural de alimentarse aporta variedad, felicidad,
conciencia, claridad mental y placer real.
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